13.8.10

Magnetto, el gran patrón de la oposición



Por Daniel Cecchini

En los últimos diez días, lo que era un secreto a voces salió a la luz con la potencia de lo innegable: la agenda y las candidaturas de gran parte de la oposición política se resuelven en las sedes de las grandes corporaciones e, incluso, en la intimidad de las casas de sus hombres más poderosos. La reunión que convocó a Eduardo Duhalde, Carlos Reutemann, Felipe Solá, Francisco De Narváez y Mauricio Macri en uno de los departamentos de Héctor Magnetto no llegó a la obscenidad de la foto que, una semana antes, había mostrado a los 12 variopintos apóstoles en el predio de la Rural, pero reveló sin medias tintas quién maneja los hilos de la pelea contra el kirchnerismo con vistas a las elecciones del año próximo.

Miradas al Sur pudo saber que no era la primera vez que estos cuatro dirigentes del peronismo disidente y el jefe de Gobierno porteño se reunían –hasta entonces en secreto– convocados por el CEO de Clarín, y que el tema central del encuentro del martes fue comenzar a definir la candidatura del sector. Al día siguiente, Magnetto volvió a asumir el papel de líder opositor durante el almuerzo realizado en la Unión Industrial Argentina, donde compartió la mesa con los principales dirigentes de esa entidad y de la poderosa Asociación Empresaria Argentina, que le responde. Allí, el jefe del multimedios trató de mostrar un frente empresario parado en la vereda de enfrente del Gobierno para reclamar una “seguridad jurídica” que, para los grupos económicos más concentrados, significa lo mismo que las “retenciones cero” que reclaman el presidente de la Sociedad Rural, Hugo Biolcati, y su comparsa campestre: todo para mí, nada para vos.

Una noche en la Recoleta. La filtración a la prensa de la comida del martes a la noche en el departamento que Magnetto tiene en Alvear y Cerrito, lindero con la Embajada de Brasil, fue deliberada. No se debió a un descuido de los participantes, sino que tuvo una clara intención: mostrar al CEO de Clarín por encima de las principales cabezas de la oposición política, oficiando de estratega y, también, de mediador entre ellos. “Esas reuniones son una rutina, sólo que ahora las quieren mostrar. Estos mismos dirigentes también se han reunido con José Aranda (miembro del directorio del monopolio). Son socios políticos de Clarín. Y Macri, aunque no pertenece al peronismo federal, es parte de las reuniones desde siempre”, dijo a Miradas al Sur un dirigente de ese espacio que pidió reserva de su nombre. “El problema es que no tienen candidato y están preocupados por eso. Se les cayó Reutemann; Solá es imposible que llegue y lo mismo pasa con Duhalde. En las cuentas que hacen, hoy ven que la disputa está entre alguno de los Kirchner y Alfonsín. Y piensan que con la economía en crecimiento las posibilidades de que ganen los Kirchner son muy grandes”, agregó.
“La reunión del martes tuvo una agenda bien definida –confirmó a Miradas al Sur un hombre de confianza de Felipe Solá–”. Primero que nada querían definir de una vez por todas si Reutemann, que era el candidato que todos querían, iba a ir o no. Eso ya está, no va a ser. El otro tema que se discutió fue si les convenía dar la pelea en una interna del PJ o por afuera, y la opinión que predominó fue la de competir por afuera. Macri, por ahora, quedó afuera de todo. No va a participar de una interna dentro del peronismo federal”. Avanzada la noche, Eduardo Duhalde llegó a tirar un esbozo de equipo de gobierno en caso de ser candidato: “(Roberto) Lavagna sería jefe de gabinete y Jorge Sarghini (diputado duhaldista), ministro de Economía. El nombre de Lavagna sería una garantía para la UIA, donde es muy respetado”, dijo a Miradas al Sur una fuente del duhaldismo.

Cuestión de números. Los comensales del martes a la noche no dejaron de repasar las encuestas, que en los últimos tiempos vienen mostrando un escenario bastante complicado para la oposición en general y, particularmente, para el peronismo disidente. El último sondeo de Enrique Zuleta Puceiro señala que el 47 por ciento de los consultados opina que en 2011 ganará el oficialismo, en tanto que sólo el 31 por ciento piensa que podría ganar un candidato opositor. Pero el dato más relevante es otro: el 57 por ciento cree que a la oposición le falta capacidad para gobernar. El diagnóstico de Ipsos Mora y Araujo va en el mismo sentido: “La consolidación de la recuperación oficialista parece impulsada por la mejora en las expectativas económicas y el vacío de liderazgo de la oposición. El sostenido aumento de la aprobación pública del desempeño presidencial es concomitante con la caída en las expectativa negativas sobre el país y sobre la situación económica. Asimismo, el fortalecimiento del posicionamiento oficialista coincide con la persistente falta de liderazgo en la oposición”, dice. Y agrega: “Un tercio de la opinión pública no identifica a ningún dirigente como líder de la oposición y los dos tercios restantes dividen sus adhesiones de manera extremadamente pareja”. En otras palabras, cualquier candidato del oficialismo –Cristina o Néstor Kirchner– podría ganar en primera vuelta y, en caso de no lograrlo, podría hacerlo en el ballottage.
Esta falta de liderazgos claros en la oposición habría sido una de las razones por las cuales Magnetto decidió salir de las sombras y mostrarse como el gran armador. Y la razón última de la filtración de la reunión a la prensa, una jugada que no cayó bien entre los otros participantes del encuentro. Quien más mostró su desagrado fue Felipe Solá: “Resulta que ahora tengo que explicar por qué voy a cenar con Magnetto. No voy a pisar el palito de la inquisición que divide entre buenos y malos. Es ofensivo que piensen que recibo instrucciones porque insultan mi inteligencia. A mí no me mandonea nadie”, se defendió y después –como si se tratara de señalar a algún compañerito de escuela ante la maestra– dijo que Magnetto no sólo se había reunido con ellos, sino también con Ricardo Alfonsín.

El gran dinosaurio. La jugada de Magnetto tuvo como efecto secundario desplazar del centro de la escena opositora a Hugo Biolcati, un lugar que había ganado a caballo de la exposición de la Rural. El armado de la foto de los 12 apóstoles tuvo, para algunos ojos complacientes, el efecto de mostrarlo en una posición de liderazgo, que quedó rápidamente desdibujada después de la precariedad del discurso inaugural. La falta de autocrítica y las reiteradas alusiones al país del Centenario – granero del mundo– como si se tratara del paraíso perdido, no cayeron bien entre los industriales y provocaron preocupación en muchos de los dirigentes políticos que lo acompañaron en la movida ruralista.
Además de ignorar que las desigualdades sociales y la distribución de la riqueza del país del Centenario eran abismalmente mayores que las actuales, a la hora de repartir culpas por los graves problemas de desarrollo de la Argentina negó lo evidente: que fue la institución que él comanda –con sus socios políticos y militares– la responsable principal de haber aplicado un modelo destinado al fracaso. Fue más lejos aún, en la tergiversación de la historia, cuando comparó a la Argentina con otros países que estaban en la misma posición agroexportadora a comienzos del siglo pasado. Omitió decir que el modelo argentino no pudo desarrollarse hacia la modernidad por la resistencia de la Sociedad Rural a distribuir parte de la tierra entre los inmigrantes, como sí lo hicieron Australia y Canadá y eso fue la base de su desarrollo.
Así las cosas, si algo hay que agradecerle a Magnetto –y también a Biolcati– es haber contribuido, en estos últimos días, a clarificar el tablero político de la Argentina: ya se sabe quiénes manejan los hilos de gran parte de eso que hoy los grandes medios llaman “la oposición”.

Informes: Demián Verduga y Gabriel Bencivengo

"Una pulga no puede picar a una locomotora, pero puede llenar de ronchas al maquinista" (Libertad, amiga de Mafalda)